He aquí lo que decía el Papa León XIII a Madre Josépha en 1889: " ustedes han dado pruebas desde hace 200 años y esta estabilidad es un testimonio de la asistencia divina. Su Fundadora era una santa, porque sólo las obras de los santos son duraderas! La de vuestra Madre, que existe después de tanto tiempo, es una prueba a su favor: hay que conservar el espíritu de los fundadores con mucho cuidado y vigilancia.
La caridad de Cristo sigue siendo el centro de la vida de la comunidad y la fuente de su vida apostólica. En el capítulo general de 1919, Madre Josépha invita a las hermanas a la devoción al corazón de Jesús, que había marcado la época. Incluso las Constituciones de 1929, muy diferentes de los Reglamentos originales, insisten siempre en la importancia de la unión a Cristo.
Se adoptan ciertas prácticas, a pesar de que resultaban demasiado pesadas: se usa la dispensa, tal como se hace en vida dominicana. La recitación diaria de los salmos de la penitencia, se suprime desde 1826.
Los testimonios de la entrega y la destreza de las hermanas son numerosos. Encontramos numerosos ejemplos en el libro de Sr. Madeleine St. Jean "Semillas de esperanza".
En Saint Florentin, particularmente, desde 1796, el tratamiento de las hermanas que había sido suprimido les es devuelto a pesar de la oposición de los gobernantes. En efecto, sus servicios "son preciosos para los enfermos " dicen las autoridades locales. "Por conciencia profesional y amor al trabajo bien hecho, ellas ejecutan de la mejor forma posible los trabajos repelentes… Además aceptan vivir como los pobres a los que sirven…»
En Loris, "Sr. Potentienne se desvivió durante diecisiete años, de manera heroica a veces, sin acepción de personas…” Podríamos continuar.
Espiritualidad de la Congregación. Pg. 26-28
Nuestras Hermanas Mayores son memoria viva de la vida y espiritualidad de la Congregación, son garantes de la historia que en el paso a paso van testimoniando la utopía de la Bienaventurada Marie Poussepin.
Felicitaciones en su fiesta anual!